Mónica Martínez-Bordiú - Arte en vivo

Reportaje «Arte en vivo» – Diario Lanza

Mónica Martínez-Bordiú - Arte en vivo

ARTE EN VIVO

Un reportaje del Diario Lanza

En julio de 2024, con motivo de la exposición «Paisaje expandido» en la biblioteca de Horcajo de los Montes, el Diario Lanza presenció una intervención realizada por Mónica Martínez-Bordiú.

 

 

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TFM Mónica Martínez-Bordiú

SUELO

Exposición suelo - ecologías, tránsitos y dibujos en la horizontalidad

EXPOSICIÓN: Suelo. Tránsitos, ecología y dibujos en la horizontalidad
LUGAR: Palencia
INSTITUCIÓN: Museo Fundación Díaz-Caneja. Centro de paisaje, medioambiente y ruralidad
FECHA: julio-septiembre 2024
COMISARIADO: Mónica Martínez-Bordiú
ARTISTAS: María Jesús Abad Tejerina, Beatriz Aïsa, Ana Balboa, Ana Escar, Emma García-Castellano, Marta Linaza, Lucía Loren, Javier Mañero, Eduardo Marco Miranda, Mónica Martínez-Bordiú y Roberto Ramos de León.

A finales del año 2020 las escultoras Marta Linaza y Ana Balboa convocaron a un grupo de artistas e investigadores para teorizar en torno a un concepto, el SUELO. En aquel momento tuvimos que reunirnos de forma telemática por las restricciones de movilidad que existían a causa de la pandemia que azotó el mundo. Desde entonces, todo el trabajo que surgió de esas jornadas que arrojaban algo de luz en momentos ásperos, se ha formalizado a través de diversos formatos. Hoy, en esta exposición mostramos parte de la obra que surgió de los encuentros que planteaban el suelo como catalizador y un libro de artistas que habla de la superficie que pisamos y los lugares habitamos.

El suelo es una temática que plantea una dualidad: por un lado es un término que todos entendemos y que existe de manera generalizada en nuestro lenguaje común, pero por otro, adquiere amplitud de matices, convirtiéndose en una fantástica provocación para repensar sobre una temática que, sin saberlo, hilaba muchas de nuestras investigaciones previas. Para algunos de nosotros, el suelo había estado presente a lo largo del tiempo, para otros, se convirtió en detonante para nuevas líneas de investigación.

El suelo es la superficie terrestre, el sustento del medio ambiente, un elemento natural y finito, aunque desde nuestra perspectiva humana pueda parecer todo lo contrario. Está compuesto por elementos bióticos y abióticos interrelacionados que cumplen funciones vitales tanto para el planeta como para nuestra sociedad. Constituido por macro y micro organismos, bosques y esporas, minerales, agua y aire. Entre sus significados hay matices tan amplios como “superficie inferior de algunas cosas”, “asiento o poso que deja el fondo una materia líquida”, “solar de un edificio”, “piso de un cuarto” e incluso habla en conceptos complejos como son territorio, Tierra, patria o mundo, con todos los matices y simbología que éstos entrañan.

Horizontalidad

El suelo ha estado imbricado con nuestra Historia del Arte de manera inherente. Además de ser el marco que acoge casi la totalidad de nuestras actividades, observamos que desde las manifestaciones prehistóricas han existido conexiones con suelo, pintando dentro de las cuevas naturales que se generaban en el terreno que, en muchas ocasiones, eran realizadas con los colores extraídos de la tierra. Incluso ha llegado a ser un lienzo para la cultura Nazca, que generaron dibujos de grandes dimensiones en la horizontalidad. Esta relación entre hombre y suelo, además de ser un arquetipo a lo largo de la historia, sigue siendo una constante en nuestras creaciones artríticas más recientes. Con la “pérdida del pedestal” las esculturas comenzaron a ser emplazadas literalmente en el suelo, gracias a minimalismo el pavimento interior de las estancias se volvió el marco para trabajar y como resultado del Land art, el suelo entró dentro del cubo blanco como material instalativo y volvió a transformarse en el lienzo sobre el que actuar.

Ecología

Enmarcados en esa contemporaneidad artística y circunscritos en el mundo del antropoceno, la ecología debería asumirse de manera axiomática. Independientemente de si esta cuestión es o no una realidad en el mundo del arte, aquello que sí podemos afirmar es que esta muestra posee una mirada de cuidado y preocupación por el entorno que habitamos, tanto en las obras realizadas in situ (en el territorio) como referente para aquellos que los hacen in visu (fuera del territorio). Cuestión que no podría entenderse de manera distinta dentro del marco que en el que nos encontramos, en una institución que lucha por ser cada vez más eficiente y poner en valor la mirada respetuosa por nuestros suelos.

Tránsitos

Con las obras de la exposición hablamos de nuestros tránsitos por el territorio desde una perspectiva personal, formalizándose de manera heterogénea tanto en las disciplinas que recoge, por medio de diferentes vehículos tales como el dibujo, video, fotografía, grabado o collage, así como de las temáticas tratadas a la hora de enfrentarse al suelo, para mostrar un paisaje de nuestra realidad contemporánea. El suelo es el lugar por el que andamos, el que recorremos en nuestro día a día y que ve pasar nuestra historia, convirtiéndose en una temática que recoge infinidad de miradas, formatos y conexiones que, en este caso, aunque sea representada por una mirada de unos pocos artistas, podemos observar una colectividad contemporánea.

Esta exposición muestra una mirada expandida de nuestra relación con el suelo, para hablar del territorio en el que vivimos y comprender nuestra relación con la Tierra a través de fragmentaciones mínimas, como lo puede ser la habitación de un estudio, pero también enfrentando cuestiones más ambiciosas lo como lo es hablar de una “tercera cultura” o de ese “ser en el mundo” en palabras de Humbolt y Heidegger, donde se muestra una mirada que rompe los límites binomial0es entre cultura y naturaleza, demostrando que todos formamos parte de un todo sustentado a través de un mismo SUELO.

 

DIFUSIÓN

PRENSA

https://www.elnortedecastilla.es/palencia/fundacion-caneja-sigue-pendiente-aportacion-adicional-comprometida-20240719103549-nt.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F

https://www.diariopalentino.es/noticia/zc9a04740-0803-0aaa-d994032463b26882/202407/la-mineria-y-el-suelo-ejes-de-las-muestras-de-la-diaz-caneja

https://www.palenciaenlared.es/la-fundacion-diaz-caneja-inaugura-una-nueva-temporada-expositiva-hasta-octubre/

 

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Mónica Martínez-Bordiú - Caligrafía Vegetal

Catálogo Caligrafía Vegetal

Artículo de Mónica Martínez-Bordiú, comisaria de la exposición Caligrafía Vegetal de la escultora Marta Linaza en la sala de exposiciones independiente La Madame.

Mónica Martínez-Bordiú - Caligrafía Vegetal
Marta Linaza Caligrafía Vegetal
Mónica Martínez-Bordiú - Caligrafía Vegetal
Mónica Martínez-Bordiú - Caligrafía Vegetal
Mónica Martínez-Bordiú - Caligrafía Vegetal
Marta Linaza Caligrafía Vegetal
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Exposición Ánima - Eliana Perinat

Catálogo Ánima

Texto del catálogo Ánima de la exposición individual de Eliana Perinat en la sala de exposiciones La Madame comisariada por Mónica Martínez-Bordiú.

Mónica Martínez-Bordiú - comisariado Ánima
Mónica Martínez-Bordiú - comisariado Ánima
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Mónica Martínez-Bordiú - Libro Territorio

Libro Territorio, saberes tradicionales y Arte Contemporáneo

Mónica Martínez-Bordiú - Libro Territorio
Mónica Martínez-Bordiú - Libro Territorio
Mónica Martínez-Bordiú - Libro Territorio
Mónica Martínez-Bordiú - Libro Territorio
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Tesis paisaje expandido

Tesis El paisaje expandido

TÍTULO: LOS MONTES DE TOLEDO COMO OBJETO DE ESTUDIO DEL ARTE DE PAISAJE EN ESPAÑA (2000-2023)
AUTORA: Mónica Martínez-Bordiú
DIRECTORAS: Mª Jesús Romero Palomino y Paloma Peláez Bravo
UNIVERSIDAD: Universidad Complutense de Madrid
FACULTAD: Bellas Artes

Resumen de la investigación

En la actualidad, el concepto ‹paisaje› es un término complejo y polisémico que la mayoría de los expertos entienden como constructo. Muchas ramas del saber utilizan el concepto, pero ¿de qué manera entienden el paisaje los artistas contemporáneos? ¿siguen enfrentándose a él como se hacía en el siglo xx? Esta investigación, titulada, como hemos citado al principio, El paisaje expandido: los Montes de Toledo como objeto de estudio del arte de paisaje en España (2000-2023), pretende analizar estas cuestiones y arrojar algo de luz en torno al panorama del arte de paisaje en nuestro país desde el cambio de siglo. El estudio paisajístico se realiza a través de un caso práctico, localizado en los Montes de Toledo, una zona naturalizada y algo desatendida por el arte de montaña, en general. Este proyecto específico, que recibe el nombre de La Naturaleza del Paisaje, invita a artistas contemporáneos de diversas formaciones a interpretar el paisaje monteño y así poder analizar desde la práctica, cómo se entiende el concepto ‹paisaje› en la segunda década del siglo xxi. Además, el proyecto pretende mostrar, difundir, compartirla riqueza paisajística de la zona a través del arte. El elenco de artistas participantes está compuesto por Cristina Almodóvar, Alberto Bañuelos, Alejandro Bombín, Iraida Cano, Lourdes Castro Cerón, Marta Chirino, Conversaciones con el paisaje (liderado por Ana Balboa y Marta Linaza) Carmen Figaredo, Hugo Fontela, Eduardo Marco Miranda, Rubén Martín de Lucas, Enrique Radigales, Alessandro Taiana, Taquen, Miguel Sbastida, JuliánValle y Mónica Martínez-Bordiú…

Motivación personal

Al comienzo de la investigación, tras consultar lecturas básicas sobre el paisaje, el factor que más llamativo fue que el concepto, integrado en nuestro lenguaje común y que, en principio, asumimos como un concepto sencillo, no resulta tan simple cuando comienzas a indagar sobre él. El paisaje ha sufrido una evolución significativa, volviéndose un término complejo en su definición y con muchas más acepciones de las recogidas por la Real Academia. Su origen se sitúa en el campo de las Bellas Artes, asociado a la pintura que represen- taba la naturaleza; pero con el tiempo se ha transformado en algo más intrincado, como ha puesto de manifiesto Alain Roger y quedó patente en la exposición «La construcción del pai- saje contemporáneo», del CDAN.

Una de los primeros aspectos que salieron a la luz al comenzar la investigación en torno al arte de paisaje fue que, al entrevistar a expertos, galeristas e instituciones relacionadas con este arte, en general, al pedirles que citasen artistas de «paisaje», todas las respuestas estaban asociadas exclusivamente a la pintura, con la excepción de ciertos nichos específicos, y, en cambio, al hablar de artistas de Arte y Naturaleza, las respuestas se diversificaban. Pude percibir que, tanto los artistas como el público, en general, siguen asociándolo a territorios naturales, a ese ‹pays› del que proviene. Esta asociación con lugares poco antropizados y con una naturaleza dominante, esta instalada en nuestro imaginario colectivo. También pudimos comprobar que el término «paisajista», que tiene su origen en la pintura de vistas, hoy en día, fuera de circuitos artísticos muy concretos, se suele vincular al diseño de jardines, más que a la representación artística del entorno. Por otro lado, dentro del marco artístico, tanto en el lenguaje empleado por los artistas como en los textos y tesis analizadas, se observó la utilización de los términos Arte y Naturaleza en contextos vinculados al paisaje, a las intervenciones en el territorio y a piezas que tienen la naturaleza como inspiración o campo de acción, lo que lo con vierte en una denominación confusa, con fronteras líquidas, que no siempre significa lo mismo para todo el público.

Tras haber analizado las cuestiones anteriores, decidí investigar en torno al paisaje, intentando entender a qué se hace referencia con este confuso término en la segunda década del siglo xxi, analizar aquello que Joan Nogué asoció con el cambio de paradigma y, de paso, llevar a la práctica un proyecto que pudiera ayudarme a esclarecer dichas cuestiones.

¿Cuáles son los límites del arte de paisaje en el siglo xxi? ¿Cuáles son los factores que han propiciado que el término sea cada vez más complejo, más polisémico? A pesar de lo difuso de los límites del término ¿existen elementos comunes que podamos concretar y que nos sirvan de ayuda para analizar el paisaje en la actualidad?

Al comprender la complejidad de la tarea consistente en intentar acotar el término paisaje, decidí abordarlo utilizando como medio natural un espacio que conozco desde niña y con el que estoy muy familiarizada, los Montes de Toledo. Ya, desde los primeros pasos de la investigación, pude comprobar que han estado desatendidos, ignorados, por parte del mundo del arte a lo largo del tiempo; que sólo existen escasas pinturas representando la zona, hasta que, de forma inesperada y en un salto cualitativo sin precedentes, se comienza a crear arte con tintes contemporáneos en el Arreciado, abriéndose una nueva ventana hacia el pai- saje de los Montes.

Al unir la falta de interés, por parte del arte de montaña, en los Montes de Toledo con el privilegio que supone tener una propiedad en esta zona de gran valor paisajístico, que aloja un Parque Nacional y que es poco transitada por el público, en general, decidí potenciar el arte de paisaje de un territorio rico, pero algo olvidado y muy desconocido, mediante un proyecto en el que artistas españoles pudieran dar respuesta a la situación del paisaje en la actualidad en el ámbito nacional.

La presente tesis pretende arrojar algo de luz sobre estas cuestiones y sobre el estado actual de este arte en España, y lo quiere hacer mediante una experiencia práctica en el territorio de los Montes de Toledo. A esta experiencia la que hemos llamado La Naturaleza del Paisaje, para así situarlo en el imaginario, tanto de los artistas de paisaje como de la sociedad, en general. Ubicarlo dentro del arte de paisaje de España, un arte que pasó de representar las gran- des cumbres del país, al más puro estilo norte europeo, a interesarse por la meseta castellana.

Esta tesis doctoral es el resultado de encauzar dos grandes pasiones, el Arte y la Naturaleza, o, como yo lo entiendo, el paisaje.

Un paisaje es, simplemente, un territorio mirado por un hombre. Es decir, con la mirada de quien, además de ver, interpreta. El paisaje es un territorio interpretado culturalmente.

Eduardo Martínez de Pisón

Los Montes de Toledo se han convertido en la fuente de inspiración más importante de mi trabajo artístico e investigador. Este paisaje es el origen de muchos de mis mejores recuerdos y vivencias. En ese entorno natural he pasado las tardes de verano, con mis primos, haciendo cabañas en los árboles y pescando renacuajos en los arroyos. Era un lugar de encuentro donde vivía mis propias aventuras, tan simples como cruzar un río sin mojarme los zapatos o volver a casa de noche, sólo con la luz de la luna, lo que nos aterraba. Con el tiempo, se convirtió en un sitio donde desconectar de la ciudad.

El paisaje de los Montes de Toledo, además de ser un lugar en donde he forjado recuerdos y vivencias, se ha convertido en el lugar donde he creado una familia. Es el lugar, en medio de un cultivo de pasto del Sudán, donde me casé, en una tarde calurosa de junio, y donde ahora disfrutan mis hijos. Un lugar en el que recorrer el monte cada vez que tengo la oportunidad de ir, donde encuentro desmogues en primavera y donde los niños disfrutan abriendo los capullos de las amapolas en busca de distintos colores; cuando los abres, aparecen distintas gamas cromáticas, desde el blanco al rojo intenso.

Uno de los primeros recuerdos que tengo del campo me dibuja pintando con agua en cantos rodados del río Estena, una de las arterias hidrográficas de los Montes. Me parecía magia cuando, al pintarlas con un palo mojado, poco a poco, los trazos desaparecían. Pronto aprendí que cuanto más caliente estaba la piedra más rápido desaparecía el dibujo. Ese vínculo con la naturaleza sigue estando patente en mi obra.

Cuando estudié Bellas Artes, este lugar estuvo presente de muchas maneras; por ejemplo, en los materiales que usaba: raíces de fresno que aparecían en las orillas del río, arrastradas por las riadas; palos secos y retorcidos de las madroñas que encontraba a lo largo de los paseos o las tierras arcillosas, que me llamaban la atención por sus variadas tonalidades. Fue aquí, en la Facultad, donde descubrí el movimiento land art, que removió el mundo del arte en su tiempo y tanto me marcó. Hoy sigue generando, generándome, expectación.

Tras años como docente en la Universidad de Tecnología y Arte Digital, decidí seguir formándome y cursé el Máster en Investigación, Arte y Creación. Gracias a éste y a la asignatura Arte, Ciencia y Naturaleza, impartida por quien ahora es una de las directoras de esta investigación, aprendí que mi trabajo se podía entender como paisaje observándolo desde un concepto contemporáneo. Resultaba que yo era paisajista, algo en lo que nunca había reparado.

Una de las constantes que aparecen recurrentemente en mi obra, sobre todo desde el periodo universitario, son las cuatro estaciones. Entendiendo el paso del tiempo como una noción indisoluble del paisaje, un paso que como artista interpreto a través de sus cambios cromáticos. Mi TFM se basó en esa idea, la de las variaciones de color en el paisaje a lo largo de un ciclo anual, de nuevo, en los Montes de Toledo. Estudié las plantas y floraciones de la zona para poder encontrar el color más característico en, y de, cada una de las estaciones. Esta investigación me sirvió como punto de partida para lo que ahora es una tesis doctoral.

  • Un paisaje es, simplemente, un territorio mirado por una persona. Para un artista es, además, un lugar para crear.

Los que conocen el territorio de los Montes de Toledo suelen coincidir en la definición: «todo en este paisaje es muy parecido». Sin embargo, en esa secuencia orográfica encuentro un paisaje que, aunque a primera vista pueda parecer monótono, si te detienes e investigas, se convierte en un espacio natural lleno de tesoros. De este territorio me han llamado la atención infinidad de factores, su fauna, sus ríos, sus piedras… pero creo, sin duda, que de todos los componentes del paisaje el que más me ha interesado ha sido la botánica. El color de sus flores, los frutos, los tiempos de las floraciones, cómo los ciervos y jabalís se rascan en los árboles, dejando las huellas de los barros de colores, o los bosques de líquenes y los musgos. El sabor del polen de las flores, los beneficios medicinales de las plantas y los olores del gran abanico de plantas aromáticas que se pueden encontrar.

Cuanto más tiempo pasa, más estratos del territorio he ido conociendo. De las mejores cosas que me ha ofrecido esta investigación ha sido conocer ese lugar desde distintos planos y ámbitos del saber: el geográfico, el histórico, el económico o el mismo ámbito rural y, sin duda, los conocimientos que gente de la zona me han transmitido. Poder conocer al catedrático emérito de Geografía de la UAM, geógrafo, escritor y alpinista, Eduardo Martínez de Pisón, y poder conversar con él sobre el paisaje de los Montes fue algo determinante para mi carrera como investigadora y como persona. Nunca olvidaré lo que supuso para mí tener la oportunidad de discutir con Antonio Zárate, experto en paisajes culturales, sobre la influencia de la ciudad de Toledo en la estética de la zona, o sobre el modo en que se ha ido crean- do el término monteño con el escritor Carlos Morenés; tampoco lo que supuso disfrutar de la berrea en compañía de Eugenio Ampudia y Juan Guardiola. Esas conversaciones y sus consejos han sido algunas de las mejores aportaciones que han surgido de esta investigación.

  • Un paisaje es, simplemente, un territorio mirado por una persona. Para un artista es además un lugar para aprender.

Con el paso del tiempo he conocido mejor el territorio: entiendo mejor sus ritmos, sus ciclos. He visto que todas las partes forman un todo, como una orquesta tocando una melodía, para crear este metapaisaje. Destacó Carlos de Haes que es importante conocer la naturaleza que estamos pintando o con la que estamos trabajando; cuanto mejor la conocemos mejor la retratamos.

Al plantearme la realización de la tesis, además de buscar un tema que fuera, a la vez, una pasión, debía encontrar un tema que casara con mi vida personal y que cuadrara lo mejor posible con mi ritmo de vida. Gracias a los desplazamientos que realizaba casi todos los fines de semana los Montes de Toledo me resultaba relativamente fácil poder tomar registros y hacer trabajo de campo, a la vez que iba al lugar acompañada de mi familia. Esos desplazamientos ayudaban a conciliar mi vida como madre e investigadora.

  • Un paisaje es, simplemente, un territorio mirado por una persona. Para un artista es además un lugar para investigar.

El paisaje de los Montes de Toledo es el que me ha enseñado a leer los distintos territorios. A través de la observación he aprendido mucho; he aprehendido que la vegetación que crece en la solana tiene especies distintas a las de la umbría; que los fresnos y alisos sólo crecen con un alto nivel freático; que la apariencia de las flores es un factor determinante para saber si es una especie melera o no; que las bolas de los quejigos no son frutos, sino espacios para alojar a una pequeña larva; que nunca verás a los abejarucos sobrevolar el monte antes del 9 de abril; que en los días de invierno en los que sale el sol, la niebla no tarda en llegar; o que las noches de luna llena hay menos movimiento de animales en los rasos. A través de la observación del paisaje se aprende a descifrarlo, pero se necesita tiempo y dedicación. Son es- tas premisas las que me han enseñado a leer el resto de paisajes, todos a partir del que considero mi paisaje: el paisaje monteño.

Desde el trabajo de investigación que realicé para mi TFM, los Montes de Toledo han sido una constante en mi labor, convirtiéndose en objeto de estudio. En el ámbito de la Historia del Arte, como no podía ser menos, me llevó a buscar representaciones plásticas de lugar. Pronto me di cuenta que era una zona poco transitada y, como tal, muy poco retratada por los artistas a lo largo del tiempo. Entre las representaciones del paisaje de montaña, los Montes no solían aparecer. Desde mi infancia, he visto colgado de la pared de la casa de mis abuelos un cuadro de Benjamín Palencia que retrataba mis queridos Montes. Ese cuadro llegó a ser, en parte, el detonante para la creación del proyecto artístico vinculado a esta tesis doctoral. Así era como veía el artista de la escuela de Vallecas el paisaje de la zona: montes romos, de tonos verdes pardos. Pero ¿cómo lo verían otros artistas? ¿qué llamaría la atención de los pintores que admiro? ¿la luz? ¿su historia? La idea de tener representaciones artísticas del mismo lugar volvió a tomar fuerza cuando me di cuenta de que la zona de los Montes había sido sistemáticamente desatendida por la creación artística de montaña. Así, esa idea primigenia fue convirtiéndose en el eje del proyecto que recoge esta investigación: crear un nuevo imaginario del territorio monteño con artistas relevantes del arte de paisaje de nuestro país. Una contemplación estética para determinar una identidad.

  • Un paisaje es, simplemente, un territorio mirado por una persona. Para un artista es además un lugar para la emoción.

 

Mónica Martínez-Bordiú

 

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